LUMIÈRE, EL ORIGEN DEL CINE

Auguste y Louis Lumière, fueron dos jóvenes desconocidos que nacieron al este de Francia hasta que influenciados por los conocimientos de fotografía de su padre e inspirados en el Kinetoscopio de Dickson y Edison, inventaron lo que hoy conocemos como el cine. Tras un viaje de su padre a Paris en 1894, los hermanos pudieron tener entre sus manos aquello que llamaban kinetoscopio y que tanto énfasis había puesto Edison en inventar, enseguida se percataron de sus limitaciones y lo incómodo que resultaba su manejo, ya que era necesario aplicar el ojo a un visor para poder contemplar una película.

Pronto e influenciados por el «teatro óptico» de Emile Reynaud, se dieron cuenta de la necesidad de un aparato que fuera capaz de proyectar aquellas imágenes sobre una pantalla. Así los Lumière se centraron en la búsqueda de un mecanismo, que sobre una linterna mágica, proyectase dieciséis imágenes por segundo, ya que la persistencia retiniana es de una décima de segundo, habría que proyectar al menos diez imágenes por segundo para conseguir la ilusión del movimiento. Sería justo decir que los hermanos Lumière no solo los padres del cine, si no también son los precursores en cuanto a técnica y formato, de la captación y posterior reproducción de las imágenes. Incluso se sabe que fueron los primeros en probar la «pantalla grande» y la «circular» o panorámica, anticipándose en casi sesenta años al productor cinematográfico Walt Disney.

Gracias a una de sus primeras maquinas inventadas en 1895, El cinematógrafo, precursor del proyector de cine moderno, se comienzan a realizar las primeras películas de cine. Sucedió un frío 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Lumière alquilaron en París, el Salon Indien, situado en los sótanos del Grand Café, muy cerca de la Ópera. La entrada costaba un franco y el espectáculo duraba media hora y consistía en la proyección de imágenes cotidianas como: la salida de obreros de una fábrica francesa en Lyon- un fotograma que duraba 46 segundo-, o la llegada de un tren o un barco saliendo del puerto.​ Secuencia sencillas, costumbristas pero que daban el pistoletazo de salida a una industria tan importante como es el cine.

 

Ahora en 2017 y queriendo recuperar, para homenajear aquel material primigenio, el director francés Thierry Frémaux junto con Caramel Films presenta el documental “¡Lumière! Comienza la aventura” una colección de 108 copias de 50 segundos restauradas de los hermanos Lumière, que fueron rodadas en 1895 y 1905, y que nos invita a redescubrir aquellos primeros pasos del cine. El documental se estrenaba el pasado 20 de octubre de 2017, en las salas de cine de nuestro país.

Eduardo Álvarez | Madrid | 24 de octubre 2017

 

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