El trabajo de la compositora y cantante danesa Agnel Obel, es capaz de transportarnos de forma hipnótica a paisajes sonoros, donde la melancolía junto con letras oscuras y existenciales, nos invitan a una experiencia minimalista a través de voz y piano. Aunque su música transciende géneros, en muchos de sus temas de corte clásico e indie folk, encontramos la aportación de otros instrumentos de percusión, viento o de cuerda, que aportan intensidad a las introducciones de las canciones y favorecen el diálogo con los ritmos pausados de la voz de Obel.
Con residencia actualmente en Berlín, su música ha sido reconocida por toda Europa en países como Holanda, Francia o Bélgica y su trabajo ha sido utilizado para BSO de diferentes series y películas, realizando incluso colaboraciones con el director de cine Walked Backwards, los hermanos Coen o David Lynch. Agnel Obel crece en un entorno familiar propenso para poder desarrollar su carrera musical. Sus padres amantes y aficionados a la música, pronto hicieron que desde muy joven comenzara clases de piano. Esto hizo que Obel desarrollara, desde muy temprana edad, una sensibilidad especial y un gran conocimiento sobre la música que más tarde se vera reflejado en la producción arreglo y mezcla de sus discos. En la década de los 90, Obel hace alguna incursión en alguna banda e incluso llega a participar como actriz con un pequeño papel de un cortometraje. Su formación se complemento con su asistencia a “Det frie Gymnasium”, una escuela de música libre que abandona a los diecisiete años para dedicarse a la investigación de las técnicas del sonido.
En el año 2010 saca su primer disco de estudio titulado “Philharmonics”, un disco autoeditado íntegramente por ella, con 12 temas y con clara inspiración en Erik Satie, que nos habla de la incertidumbre del futuro y la sensación de soledad. Un conjunto de canciones simples, misteriosas y alegóricas, que pronto se convierte en número 1 en Bélgica y Dinamarca. Este primer trabajo, recibió muy buenas criticas por parte de los medios especializados, señalando que “las canciones “Philharmonics” eran composiciones sombrías, incluso sepulcrales, pero con una percepción de la belleza única y especial”. Tras ganar en el año 2011 el premio Border Breakers Awards, Agnes Obel comienza a pensar en su nuevo disco, que no verá la luz hasta el año 2013. En esta ocasión y bajo el titulo “Aventine”, publica su segundo disco, un disco escrito, producido, arreglado y mezclado por la misma Obel y donde la instrumentación gana mayor protagonismo, profundidad y relevancia. “Aventine” gracias a las buenas criticas que obtuvo se posicionó de forma rápida entre los álbumes más vendidos en Francia, Bélgica y Dinamarca.
Su último trabajo publicado en el año 2016 se titula “Citizen of Glass” un álbum compuesto por 10 canciones que le permiten investigar sobre nuevas melodías y nuevos instrumentos como el “trautonio”, un instrumento de finales de la década de 1920, cuyo sonido cristalinos recuerdan al vidrio. En “Citizen of Glass” Agnes Obel evoca el concepto alemán de Gläserner Bürger, “Ciudadano de Cristal” haciendo referencia a la hipervigilancia y a la falta de intimidad a la que nos tenemos que enfrentar hoy en día. Inspirada en en el reciente caso de Edward Snowden, Agnes Obel reflexiona con su música sobre la transparencia, y el derecho a la privacidad en un mundo sometido al control de masas.
Eduardo Álvarez | Madrid | 28 de Septiembre 2018