Desde la década de los 70, Rose Finn-Kelcey, es considerada como una de las artistas más influyentes e importantes de la performance y el arte feminista de Reino Unido. Para desarrollar su trabajo utilizó medios como la performance, video, sonido, instalación, escultura o fotografía. El trabajo de Finn-Kelcey, que ha sido fundamental para las comunidades artísticas emergentes, se caracteriza por la imprevisibilidad, experimentación formal y por profundizar en las prácticas conceptuales.
La naturaleza de la obra de Finn-Kelcey es muy diversa, tanto en su forma como en su temática, pero siempre con una identidad conceptual, abordando temas tan variados como el poder, la feminidad, la vida, la muerte o la espiritualidad. El trabajo de Finn-Kelcey, ha estado siempre relacionado con los movimientos de liberación social, y el feminismo del siglo XX, influyendo de forma decisiva en el posterior desarrollo del arte femenino del siglo XXI. A pesar de ello su obra nunca tuvo la oportunidad de ser vista, en una exposición individual, en ninguna de las principales galerías públicas de Londres.
A principios de la década de los 70, la artista comienza a destacar por una serie de obras, de naturaleza activista, que consistían en unas banderas que la artista iba colocando en determinados espacios públicos. De esta época nos encontramos con su trabajo titulado “Here is a Gale Warning” (1970), donde queda constancia que para Rose Finn-Kelcey las banderas, no son más que objetos, o trozos de tela dependientes del viento y de las variables ambientales en las que se encuentran. Otra de sus obras primerizas es “Power for the People” (1972). Una pieza que consistía en realizar grandes banderas de tejido plateado y banderines negros con el eslogan "Power for the people”.
En 1975 comienza a montar una serie de performance, que denominaría más tarde “performance desocupada” y donde ella misma creaba los escenarios. Se trataba de una nueva estrategia que combinaba acción en vivo y elementos grabados de la instalación. De esta época es su obra “The Restless Image: a discrepancy between the seen position and the felt position”, una obra que retrata a la artista haciendo una parada de manos en una playa cerca de Dungeness, Reino Unido y que interconectando con las críticas feministas, nos propone una divergencia entre la experiencia del sujeto y lo que es visible para el espectador. Esta inconsistencia entre la experiencia interna y la observación externa es un tema que la artista continuó explorando en los años 70, con obras como “One for Sorrow Two for Joy” o “The Magpie’s Box”.
Ya en la década de los 80, la artista desarrolla de una forma más profunda la idea de "performance desocupada”, un nuevo modo de trabajar que combinando elementos de acción en vivo con parte de instalación grabada, le permitían estar tanto dentro, como objetivamente fuera de la obra. De esta época, es su obra más conocida titulada “Bureau de Change” (1987), una instalación realizada con monedas, que criticaba los excesos del mercado del arte, ante la reciente venta millonaria de un cuadro de Vincent Van Gogh. En los años noventa, Finn-Kelcey crea obras como “Steam Installation”, donde la artista desafía los límites materiales y espirituales del entorno construido. A través de vapor, y dos grandes contenedores de acero la obra dramatiza visualmente las tensiones entre fuerzas opuestas en suspensión.
Ahora la galería Kate MacGarry de Londres presenta, hasta el 4 de abril, una de las exposiciones individuales más completas de obras de Rose Finn-Kelcey. La exposición se centra en piezas clave de los años 70 hasta los 90, explorando con amplitud el trabajo de Finn-Kelcey. Una de las artistas más influyentes en cuanto a experimentación formal y profundidad en sus prácticas conceptuales, que no cesó de buscar su papel como artista femenina, en un mundo dominado por hombres.
Eduardo Álvarez | Madrid | 4 de Marzo 2020